| Las extensas zonas agrícolas y los sistemas hidráulicos construidos siglos atrás por los antiguos pobladores facilitaron el nacimiento de importantes haciendas como Marques, Oquendo, Pro, Naranjal, Chavarría, Garagay Bajo, Zunini, La Milla, San Roque, San Agustín, Puerta El Sol, Santa Rosa, Chuquitanta, Bocanegra, etc. Los nombres preferidos para bautizar las haciendas provenían de los apellidos de sus primeros propietarios como Pro, Infantas; el nombre de algún Santo como San Roque, San Agustín o la Toponimia del lugar como Aznapuquio o Chuquitanta. Un caso especial fue el de la hacienda "Nuestra Señora de la Gracia", que luego fue renombrada como Villaseñor Baja, por haber sido adquirida por el Conde de Villaseñor. Este nombre fue sustituido por el de Garagay, debido a un error de escritura y pronunciación, pues su inquilino se llamaba Luis de Garayar. En las haciendas Garagay, Naranjal, Chuquitanta y Pro se fabricaba aceite de oliva, el cual era muy requerido no sólo por ser un ingrediente para cocinar, sino también como combustible para el alumbrado de casas y templos. De esta época resalta el regalo de dos campanas a la hacienda Pro en 1763 por el Virrey Amat y Juniet. Actualmente sólo una de ellas queda como reliquia. | |